Así que nos pusimos rumbo al pantano de Buendía, no sin antes tomar un buen desayuno. Y es que la vida pausada sabe mucho mejor.
Esta vez no fue tanto la aventura, como la ruta que ya es muy habitual, sino el momento, el entorno.
Os dejo unas instantáneas para que podáis acercaros a lo que vivimos.
Buscando el mejor posicionamiento...
Sin duda, las vistas, inmejorables.
Y quién no se puede resistir a baño?? En realidad, Manuel estaba mirando cangrejos, pero cada uno se coloca como le da la gana.
Uno de nuestros vecinos de baño.
Y esta, se la dedico a Manuel, que sé que le va a gustar ver cómo salta como un zíngaro.
Un saludo,
Beltrán
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